Totonicapan
El día miércoles 13 de Abril de 1,932, quiso Dios que esa fecha fuera el comienzo de una nueva era en la historia de la Iglesia Cristiana en Guatemala, cuando hizo descender el fuego pentecostal sobre la pequeña congregación reunida en el templo de la Iglesia Metodista de Totonicapán.
Los que ya estaban durmiendo despertaron bruscamente y sé levantaron de sus camas para ver qué había sucedido, los que deambulaban todavía por las calles corrieron inmediatamente en dirección del estruendo.
Todos coincidieron en que la explosión había sucedido en la Iglesia de los aleluyas monte con el que se conocían a los cristianos. Bastaron unos cuantos instantes para que los alrededores de la Iglesia estuvieran cubiertos de curiosos por saber que había pasado.
Algunos haciendo uso de osadía, quisieron percatarse más objetivamente de lo que estaba ocurriendo, quisieron apoyarse en los barrotes de los balcones de La Iglesia, pero cuál sería la sorpresa que al hacer contacto con estos, se dieron cuenta según ellos que estaban cargados de corriente eléctrica, aunque no entendieron el porqué, ya que los mismo no tenían conexión alguna. No Había explicación alguna de lo que les estaba pasando a los creyentes únicamente veían a los creyentes de la congregación como borrachos, otros danzaban, otros estaban tirados en el piso, otros cantaban himnos espirituales que nadie entendía; la Gloria de Dios había llenado el ambiente que aun las paredes, cortinas y ventanas, estaban llenos del Espíritu Santo.
La policía fue alertada y de inmediato fueron destacados varios elementos para indagarse de lo que estaba ocurriendo en la capilla evangélica, pero al ingresar a la misma, sólo pudieron escribir en su reporte que los creyentes por razones inexplicables, habían convertido su templo en un manicomio.
La aseveración de las personas católicas fue que eso había sucedido como castigo de Dios, por haber abandonado la fe católica y lo peor haber traicionado a María.
¿Qué estaba pasando realmente? La historia del pentecostés se había repetido; hermanos como borrachos danzando en el Espíritu; el lugar tembló; todos hablaban en otras lenguas, magnificando el nombre de Dios.
La noche no fue suficiente, de tal manera que las siguientes noches, nuevos corazones fueron llenos con el poder de Dios.
Varias Iglesias después del avivamiento, que por mucho tiempo habían estado en un letargo espiritual, fueron despertadas violentamente bajo el poderoso impacto del derramamiento del Espíritu Santo, con las señales sobrenaturales que la acompañaban, tal como sucedió en el cantón Paquí a 5 Km. De Totonicapán, que la gente acudió presurosa a la casa donde estaban orando los hermanos, porque materialmente vieron que dicha casa estaba ardiendo en llamas, pero al llegar se dieron cuenta de que la casa no se estaba quemando, sino el fuego del Poder de Dios se había derramado sobre los hermanos.
La hermana Eleodora Turnil de Son, en los días subsiguientes al avivamiento, quiso comprar en la plaza provisiones, pero no podía porque al querer preguntar por el precio de las cosas, no lo hacía en el castellano sino en lenguas extrañas que nadie en el mercado entendía.
El Pastor José María Enríquez fue llevado ante las autoridades para que explicara en que consistía esta locura y al querer dar una explicación el espíritu de Dios lo tomaba y comenzaba a hablar en otras lenguas de manera que se fueron posponiendo las audiencias, declarándolo al final como un loco.
Las señales no se dejaron esperar, hubieron sanidades y liberaciones, a varios hermanos Dios les dios dones de ciencia y de sabiduría no obstante escasa educación escolar.
Podemos escribir páginas enteras de lo que Dios hizo en ese gran avivamiento, pero basta decir que los pueblos fueron estremecidos por el poder de lo alto, demostrando con grandes señales y prodigios, obrados a través de hombres sencillos como Cayetano Aguilar, Silverio Ixcoy, Francisco de León, Francisco Ramos, Cruz Figueroa y otros.
Me ha emocionado el relato, soy hijo de la hermana Eleodora Turnil de Son, ella nos enseñó la historia maravillosa sucedida en la iglesia Metodista. El domingo nos reunimos en forma virtual todos los hijos, nietos y bisnietos de doña Eleodora y me pidieron que en nombre de la familia Son Turnil, les hiciera llegar un saludo de felicitación por el aniversario, creo centenario de la amada Iglesia Metodista de Totonicapán. Dios les bendiga y les siga prosperando en la importante misión de predicar el evangelio de Totonicapán.
ResponderEliminar